Es una película de 1939 dirigida por Frank Capra, con Jean Arthur, James Stewart y Claude Rains como actores principales. Fue candidata a 11 categorías de los Oscars, y ganó la de mejor guion adaptado. Ha sido incluida en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y elegida para su preservación en el National Film Registry.
Argumento:
Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender apasionadamente la democracia, pone en evidencia una importante trama de corrupción. (FILMAFFINITY)
Comentario:
Nos encontramos ante una de las mejores películas de la filmografía de Frank Capra, con ella el director cerró una década llena de éxitos en la Columbia. Sólo alguien con la reputación que ya tenía Capra podría haberse permitido rodar una película así, tanto por presupuesto cómo por temática, manteniendo en todo momento su libertad artística.
En esta obra se materializa muy bien el espíritu de Capra, hacer películas serias, que transmitieran un fuerte mensaje, pero sin perder de vista su tipo de personajes y el aire de comedia que tanto gustaba a su público.
Hoy en día, no somos conscientes de lo increíblemente atrevido que fue el argumento en su época. Aunque la corrupción política no era un tema nuevo, pocas veces antes alguien se había atrevido a cuestionar desde dentro la democracia norteamericana de un modo tan feroz.
Aunque se asocia a Capra con películas joviales, positivas y cargadas de valores, que siempre acaban bien; su cine es mucho más crítico y comprometido socialmente de lo que a primera vista pueda parecer.
El truco que utilizaba era siempre el mismo: el final feliz. Nos podía mostrar todas las injusticias del mundo, las desigualdades sociales o la corrupción, pero al final nos deja respirar aliviados con ese perfecto final feliz con el que nos dice que "pase lo que pase, todo saldrá bien".
"Caballero Sin Espada" no es una excepción a esta regla, aunque el final sea optimista, no quita que se nos haya mostrado con total claridad cómo una serie de hombres poderosos juegan con la democracia a su antojo. Y exhibir eso en 1939 era una locura.
La primera parte del film es la que más nos recuerda al Capra más amable. James Stewart es el encargado de darle a la película un tono ligero y divertido interpretando a ese nuevo senador tan inocente y casi infantil, que llega a la ciudad y se maravilla con todo lo que ve. Cuanto más contemplamos lo ilusionado que está con su cargo y su gobierno, más tememos por él cuando conozca la verdad. Porque sabemos que ese momento llegará, y será devastador.
Ese golpe llega cuando redacta su ley sobre un campamento para niños, y propone situar ese campamento en una zona donde tienen pensado edificar una presa que enriquecerá al senador al que él idolatra.
Es tan integro que no se deja convencer por el poderoso magnate, y tan inocente que no puede creer que el senador amigo de su padre, a quién tiene en un pedestal, sea en realidad un corrupto.
Capra supo utilizar mejor que nunca el recurso de que un personaje esté engañando a otro para beneficio propio, aunque los una un vínculo de amistad o amor que haga que la revelación de este suceso hunda al protagonista.
Jefferson Smith no es un héroe astuto sino un pobre chico que intenta enfrentarse a un entramado de corrupción demasiado grande para él. Por eso resulta fácil al espectador identificarse con él.
Capra consiguió crear uno de los finales más trepidantes que se hubieran visto hasta entonces: Smith consigue el turno de palabra para defenderse, si la cede, será expulsado del Senado, por tanto se propone hablar indefinidamente confiando en que la prensa se haga eco de lo que está pasando.
En su momento la prensa se quejó de la imagen que se daba de ellos en la parte final de la película, ningún medio accede a publicar lo que sucede realmente y se posición en contra de nuestro héroe. Hoy no podemos evitar pensar que Capra no iba nada descaminado.
Aunque no renuncia a su final esperanzador, Mr. Smith no gana la pelea. Es derrotado por el sistema. Es despedazado por los otros senadores y la mano de los poderosos. La imagen final de un James Stewart afónico, siguiendo su discurso sin fin, mientras nosotros sabemos que va a ser vencido, es la imagen pura de la derrota. Finalmente Mr. Smith se desmaya víctima del agotamiento.
Quién salva la situación, y nos da el final "feliz" que todo el mundo espera, no es el protagonista, al que ya no volvemos a ver consciente, si no el Senador que le traicionó, a quien remuerde la conciencia de tal forma, que intenta suicidarse y confiesa que todo lo que Smith dijo, era cierto. El héroe de Capra por si solo no logra vencer, una idea muy realista y atípica para su época, necesitan el apoyo del resto, del enemigo arrepentido en este caso.
Hay que resaltar sobre todo la maravillosa actuación de James Stewart, considerada por muchos críticos cómo la mejor de su carrera. La transformación que hace de actor cómico a dramático es impresionante. Pocos actores podrían haber conseguido ese cambio de chico ingenuo a hombre desesperado y hundido.
Curiosidades:
- No podemos dejar de hablar del grandioso decorado. Una replica del Senado tan perfecta que elevó los costes de producción a unos niveles que sólo Capra podía permitirse.
- Los guionistas no usan en ningún momento las palabras "republicanos" o "demócratas", nunca sabemos a que partido pertenece ninguno de los protagonistas, no es relevante, no era una crítica a ninguna facción en concreto, si no al sistema en si mismo.
- El estreno causó mucha polémica, rechazada por fuerzas políticas y sectores de la prensa, lo que no impidió que se convirtiera en un gran éxito de público.
- En un episodio de "Los Simpson", titulado "Beyond Blunderdome", Homer ayuda a Mel Gibson a cambiar el final del remake protagonizado por el actor de "Caballero sin Espada", pues cree que era muy aburrido, así que deciden rodar un final alternativo lleno de acción, en el cual Mel mata a todos incluyendo al propio presidente en la escena final en el Senado. Cuando se exhibe la película el público sale de la sala asqueado. Martha Stewart increpa a Homer y a Mel Gibson, afirmando que los demandará.