I
De Brassens aprendí la minuciosa
manera de rimar lo nunca oído,
de Gardel el insomnio del olvido,
de Dylan la insolencia caprichosa.
De Lou Reed la amanita venenosa,
de Paco Ibáñez el jardín florido,
de Krahe la ecuación del bien nacido,
de Luis Eduardo el mar color de rosa.
De Modugno Sanremos veniales,
de Juan Luis Guerra la oración del huerto,
de Chavela rencores vaginales.
De Camarón el grito en el desierto,
de Chabuca jazmines coloniales,
de Serrat a cantar después de muerto.
II
De Cohen la pasión de los profetas,
de Waits el bastardo crucigrama,
de Charly el aristócrata en pijama,
de Louis Armstrong burdeles y trompetas.
De los Stones zarcillos y braguetas,
de Yupanqui milonga y pachamama,
de Milanés la conga de la fama,
de Chico Buarque esdrújulas con tetas.
De Rubén Blades el diente de oro,
de Chicho el desparpajo frente al toro,
de Silvio la prosodia incandescente.
De Edith Piaf el indulto y la condena,
de Billie Holiday el alma en pena,
de José Alfredo el credo de la gente.
Joaquin Sabina
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