Wall-e

Pixar ha jugado una baza arriesgada esta vez, pero le ha salido bien. La película es completamente visual, apenas hay diálogos, durante toda la primera mitad los protagonistas sólo dicen sus nombres, de hecho, es lo único que repiten durante todo el metraje. En la segunda mitad los humanos entran en juego, unos humanos sin personalidad, uniformados, consumistas, y tan gordos que han perdido hasta el esqueleto y no son capaces de sostenerse en pie.

¿Llegaremos a eso?... si las cosas no cambian... parece ser el mensaje que nos transmiten.

Los robots son mucho más sensibles que las personas, especialmente Walle, que parece haber superado su función técnica, recoger y apilar basura, y está realmente más vivo que cualquier humano: le gusta la música y el baile, inventa cosas, rescata de entre los desechos objetos valiosos, cómo un patito de goma o una bombilla, decora su casa con luces navideñas, y hasta tiene una mascota!

Los dos protagonistas te resultan familiares desde el principio: Walle es muy parecido a aquel otro robot que nos robó la sonrisa en los años 80, el "número 5" de Cortocircuito; y Eve parece diseñada por Apple, podría ser algún tipo de complemento del Ipod sin forzar.

La película es entretenida, los robots son una monada, te dan ganas de llevartelos a casa, pero tampoco creo que sea la obra de arte que algunos críticos han dicho.

Puntuación de Kowalski:

- Argumento: 7, un notable para este alegato en favor del medio ambiente contado desde un punto de vista distinto.

- Ejecución: 8, destacando la iluminación de las primeras escenas, una pasada.

- Medios: todos los necesarios, es animación digital y no han escatimado.

- Pingüinismo: 0, ni rastro de elementos pingüinos... mal por Disney!!!!

En resumen: muy entretenida, te hará reir, pasar un rato agradable y además nos recuerda que tenemos que cuidar el planeta.