Jesús es mi alegría;
Jesús es mi consuelo;
Jesús es la savia que alimenta mi corazón;
Jesús me preserva de todo sufrimiento y de todo mal;
Jesús es la fuerza de mi vida;
Jesús es mi gozo, mi contento, mi júbilo;
Jesús es la luz de mis ojos;
Jesús es el tesoro de mi alma;
Jesús es el deleite y la alegría de mi espíritu.
Por todo eso: no dejo que Jesús salga de mi corazón.
Por todo eso: no dejo que Jesús salga de mi mente, ni de mi semblante, ni de mi vida.
Johann Sebastian Bach
jueves, 25 de diciembre de 2008
Cantata 147
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