Hoy los pingüinos estamos tristes y a la vez contentos; es una sensación muy rara.
Una persona muy querida a pasado al otro lado del camino, estamos felices porque ha terminado el sufrimiento de una enfermedad larga y cruel, y porque ella está ya descansando en el Padre y viéndolo todo cara a cara. Pero estamos tristes por perderla, por su familia, por el hueco que nos deja. Estamos tristes pero esperanzados. Tristes pero confiados. Tristes pero es que toca estar tristes. La dulzura de su mirada, de sus manos, de su ternura para con todos, se quedará para siempre con nostros. Nos quedamos con los recuerdos felices, que son muchos, con las horas de risas, de oraciones, de vida que hemos compartido. Concha, te queremos.
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