Aquel día, el sermón del Maestro se redujo a una sola y enigmática sentencia.
Se limitó a sonreír con ironía y a decir: "Todo lo que yo hago aquí es estar sentado en la orilla y vender agua del río".
Y concluyó su sermón.
El aguador había instalado su puesto a la orilla del río y acudían miles de personas a comprarle agua. Todo el éxito de su negocio dependía de que aquellas personas no vieran el río. Cuando, al fin, lo vieron, él cerró el negocio.
Anthony De Mello
No hay comentarios:
Publicar un comentario