Es curioso cuánto hay en nuestro mundo de convenciones, fachadas, una cierta hipocresía (sé que es palabra dura).
Cuánto hay de negación o silencio sobre lo que verdaderamente nos importa.
Y sin embargo la verdad humilde es tan tranquilizadora:
Todos tenemos heridas, ideas, anhelos, miedos.
Todos atesoramos esperanzas.
Todos guardamos memoria de errores.
Todos tenemos nuestra dosis de nostalgia y nuestro espacio de fiesta. ¿Por qué no relacionarnos desde esa verdad desnuda, vulnerable, pero honesta? (aunque a veces asuste)
Cuánto hay de negación o silencio sobre lo que verdaderamente nos importa.
Y sin embargo la verdad humilde es tan tranquilizadora:
Todos tenemos heridas, ideas, anhelos, miedos.
Todos atesoramos esperanzas.
Todos guardamos memoria de errores.
Todos tenemos nuestra dosis de nostalgia y nuestro espacio de fiesta. ¿Por qué no relacionarnos desde esa verdad desnuda, vulnerable, pero honesta? (aunque a veces asuste)
Hay que vivir sin imposturas...
Hay que vivir sin imposturas
Vivir de modo que con el tiempo
nos lleguemos a ganar el amor del espacio,
y oigamos la voz del futuro.
Hay que dejar blancos
en el destino y no en el papel
y en los márgenes anotar
pasajes y capítulos de la vida entera.
Debemos sumirnos en el anónimo
Y ocultar en él nuestros pasos
tal como se oculta el paisaje
tras una niebla espesa.
Otros siguiendo tus huellas, frescas
recorrerán tu camino palmo a palmo,
Pero tú mismo no debes distinguir
la derrota de la victoria
No debes renunciar ni a una brizna de ti mismo.
Tú debes estar vivo.
Solamente vivir
Hasta el final.
Boris Pasternak
Pastoral SJ
No hay comentarios:
Publicar un comentario