¿Es que te escondes
o acaso sigo un mapa erróneo?
Quizás deba dejar de esperar
a lo especial,
a lo sublime, lo superlativo,
lo excepcional.
y buscarte en las horas quietas,
en las conversaciones intrascendentes,
en las palabras casuales,
en las lecturas sin huella,
en las letras minúsculas de mi historia;
buscarte en lo prosaico,
en los mensajes con motivo,
en las tardes perdidas,
en los trabajos con fecha de caducidad,
en los días grises,
en los sentimientos ligeros,
en los fracasos sin lágrima
y los aciertos sin acta.
Quizás, sin yo notarlo,
eres compañía discreta
en los viajes de trabajo,
luz suficiente en paisajes olvidables
silencioso eco en la oración callada,
fuerza justa en la lucha de cada día,
roce casual en el esfuerzo compartido.
¿Dios escondido?
O revelado en el envés menos brillante
de la vida.
José María R. Olaizola, SJ
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