La cabeza ya no parece tan desproporcionada en relación con el cuerpo, y es capaz de mantenerla erguida, el desarrollo de los músculos faciales hace que pueda esbozar algunas expresiones, cómo fruncir el cejo.
El bebé ya puede mover todas las articulaciones así como los dedos de las manos y de los pies.
Su piel todavía es tan fina que deja traslucir los vasos sanguíneos y los órganos.
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