viernes, 23 de julio de 2010

Semana 24

Celia mide unos 28 centimetros y pesa unos 560 gramos.
A partir de esta fase de su desarrollo, su organismo prepara los pulmones para respirar oxígeno; para ello, empieza a producir una proteina con propiedades surfactantes, que tiene como función impedir que los pulmones se colapsen al respirar, especialmente en el movimiento de expulsión del aire o espiración. Además, absorbe regularmente pequeñas cantidades de líquido amniótico y su páncreas ya es capaz de producir insulina, una hormona imprescindible para asimilar la glucosa contenida en los alimentos.
Su cerebro es muy parecido al de un recién nacido y hay teorías que aseguran que en esta fase del desarrollo fetal ya es capaz de pensar.
Por lo demás, sigue moviéndose mucho y llega a golpearse contra las paredes del útero, lo que le permite descubrir el sentido del tacto.
El mundo que la rodea es bastante ruidoso, pues a los sonidos de la respiración y de los latidos del corazón de la madre se añaden los ruidos externos que percibe cada vez con mayor nitidez, aunque deformados por el medio acuático en el que se encuentra.

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