Publicado por elbebe.com
A los tres meses es normal que el bebé se lleve las manos a la boca. A fin de cuentas, tiene que ensayar el movimiento que, más adelante, le servirá para alimentarse por sí solo.
Además, el bebé suele estar contento cuando se chupa las manos. Para el bebé es agradable y placentero chupar cosas. La boca complementa el sentido del tacto.
A los bebés de tres meses les encanta mordisquear cosas rígidas: llaves de plástico, aros, juguetes y mordedores en general.
La explicación popular de por qué los bebés se chupen las manos hacia su tercer mes de vida es que al niño le van a salir los dientes y le duele. Esta afirmación no es cierta, ya que:
Los dientes no suelen salir antes de los 6 meses (aunque haya algún niño con un diente congénito y unos pocos a los que les salen los dientes a los 3 ó 4 meses).
Los dientes no duelen tanto ni tanto tiempo antes de aparecer.
Cada vez es más divertido cuidar al bebé y estar con él. También es evidente que a él le gusta estar en familia y ver a otras personas.
Los padres ya tienen bastante experiencia y seguridad en su cuidado. Ya conocen sus ritmos.
El bebé llora menos y ríe más. Participa con alegría en "conversaciones" con sus padres mediante gorjeos.
Los bebés de 3 - 4 meses son un encanto. Los padres están muy orgullosos de sus lindas sonrisas, pues se encuentran inmersos en una especie de enamoramiento. ¡ A veces llegan a aburrir a sus conocidos de tanto hablar del bebé!
Esto se debe a que el bebé:
Es capaz de estar tranquilo solo por periodos más largos. Si se aburre o se cansa, antes de llorar, avisa por medio de sonidos.
Cuando llora, es más fácil consolarle, distraerle, recuperar su sonrisa. Algunos días sigue teniendo "una hora mala" por la tarde, pero más esporádicamente.
Suele estar muy atento a lo que ocurre a su alrededor.
Mira cuando alguien le habla y se vuelve hacia los sonidos.
Reconoce a los adultos más familiares.
Se comunica activamente por medio de gestos, movimientos y vocalizaciones. Por ejemplo: al ver un juguete o una persona conocida o el pecho, mueve activa y alegremente los brazos y piernas.
Muchos bebés reaccionan ya de forma distinta con la madre o con el padre. Ante su madre mueven de forma lenta y rítmica sus brazos y piernas, aproximadamente 4 veces al minuto. Si ven al padre, abren los ojos y la boca, se excitan, como esperando un rato de juego.
Pocos sonidos hay más agradables que los balbuceos o gorjeos de los bebés.
Cuando les habla un adulto, abren mucho los ojos y la boca, tratando de imitar la forma de la misma y tras un esfuerzo, logran emitir un "a-goo".
Luego se paran, esperan respuesta del adulto y ... repiten. Esos "diálogos" son muy emocionantes tanto para el bebé como para su padres.
Por su parte, los padres:
Ya conocen al bebé. Saben cómo suele reaccionar, lo que le gusta y le disgusta. Diferencian distintos tipos de llanto.
Ya se sienten seguros y expertos con la crianza.
Las sonrisas del bebé constituyen su mayor recompensa.
El apego se consolida gracias a esta interacción.
Cada miembro de la familia ha ido encontrando su papel tras la adaptación al nuevo miembro.
A los tres meses es normal que el bebé se lleve las manos a la boca. A fin de cuentas, tiene que ensayar el movimiento que, más adelante, le servirá para alimentarse por sí solo.
Además, el bebé suele estar contento cuando se chupa las manos. Para el bebé es agradable y placentero chupar cosas. La boca complementa el sentido del tacto.
A los bebés de tres meses les encanta mordisquear cosas rígidas: llaves de plástico, aros, juguetes y mordedores en general.
La explicación popular de por qué los bebés se chupen las manos hacia su tercer mes de vida es que al niño le van a salir los dientes y le duele. Esta afirmación no es cierta, ya que:
Los dientes no suelen salir antes de los 6 meses (aunque haya algún niño con un diente congénito y unos pocos a los que les salen los dientes a los 3 ó 4 meses).
Los dientes no duelen tanto ni tanto tiempo antes de aparecer.
Cada vez es más divertido cuidar al bebé y estar con él. También es evidente que a él le gusta estar en familia y ver a otras personas.
Los padres ya tienen bastante experiencia y seguridad en su cuidado. Ya conocen sus ritmos.
El bebé llora menos y ríe más. Participa con alegría en "conversaciones" con sus padres mediante gorjeos.
Los bebés de 3 - 4 meses son un encanto. Los padres están muy orgullosos de sus lindas sonrisas, pues se encuentran inmersos en una especie de enamoramiento. ¡ A veces llegan a aburrir a sus conocidos de tanto hablar del bebé!
Esto se debe a que el bebé:
Es capaz de estar tranquilo solo por periodos más largos. Si se aburre o se cansa, antes de llorar, avisa por medio de sonidos.
Cuando llora, es más fácil consolarle, distraerle, recuperar su sonrisa. Algunos días sigue teniendo "una hora mala" por la tarde, pero más esporádicamente.
Suele estar muy atento a lo que ocurre a su alrededor.
Mira cuando alguien le habla y se vuelve hacia los sonidos.
Reconoce a los adultos más familiares.
Se comunica activamente por medio de gestos, movimientos y vocalizaciones. Por ejemplo: al ver un juguete o una persona conocida o el pecho, mueve activa y alegremente los brazos y piernas.
Muchos bebés reaccionan ya de forma distinta con la madre o con el padre. Ante su madre mueven de forma lenta y rítmica sus brazos y piernas, aproximadamente 4 veces al minuto. Si ven al padre, abren los ojos y la boca, se excitan, como esperando un rato de juego.
Pocos sonidos hay más agradables que los balbuceos o gorjeos de los bebés.
Cuando les habla un adulto, abren mucho los ojos y la boca, tratando de imitar la forma de la misma y tras un esfuerzo, logran emitir un "a-goo".
Luego se paran, esperan respuesta del adulto y ... repiten. Esos "diálogos" son muy emocionantes tanto para el bebé como para su padres.
Por su parte, los padres:
Ya conocen al bebé. Saben cómo suele reaccionar, lo que le gusta y le disgusta. Diferencian distintos tipos de llanto.
Ya se sienten seguros y expertos con la crianza.
Las sonrisas del bebé constituyen su mayor recompensa.
El apego se consolida gracias a esta interacción.
Cada miembro de la familia ha ido encontrando su papel tras la adaptación al nuevo miembro.
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