A mis sesenta y dos, con esta jeta
bisnieta de sotanas trabucaires,
guardo un sueño oxidado en la bragueta,
pero esta noche canto en Buenos Aires.
Si hace falta hacer méritos, carajo,
con gajos de naranja mandarina,
yo invierto en emociones a destajo
porque esta noche canto en Argentina.
Cansado de pulsar como un demente
knock knock knocking el timbre del destino,
oficio de atorrante, de insurgente,
pero esta noche canto ultramarino.
Una cagada, un laberinto incierto,
una coartada, un abogado, un narco,
una almohada pa soñar despierto,
porque esta madrugada cruzo el charco.
Con ritmos de aluvión pero en mi idioma
que bendicen los ídolos paganos,
con zetas, jotas, eñes, punto y coma,
con acento latinoamericano.
Un peldaño podrido en la escalera,
una memoria lúbrica y urgente,
un rythm and blues con son de chacarera,
porque esta noche canto pa mi gente.
Nipón es el horror con buena nota,
cairota la patota suburbial,
mata peor Gadafi que la OTAN
pero esta noche canto en Luna Park.
Joaquín Sabina
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