Serenidad, seamos siempre buenos amigos.
Caminemos reposadamente.
La frente siempre sosegada
y siempre sosegada el alma.
Menos mal que bebí de tus venenos,
inquietud, y no me supiste a nada.
El aire se serena,
remansada música suena de acordes serenos.
No moverán la hoja sostenida
con mis dedos, a contra firmamento
en medio del camino de mi vida.
Vísteme de hermosura el pensamiento,
serenidad, perennemente unida
al árbol de mi vida a contra viento.
Blas de Otero
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