suben los precios del perico,
al chocolate no le hacen rebajas
y el pico sale por un pico.
Qué confusión,
el tonto l’haba que se pudra en prisión.
Y los dromedarios de arriba
que desgravan el I.V.A. de la desolación
se tumban en la playa,
se zumban otra raya
y brindan con Dom Pérignon.
Cuando mañana los estancos vendan
polvos libres al contado,
polvo por polvo (blancas, no se me ofendan)
prefiero polvo enamorado.
Es hora de cortar la sobredosis del mal trago
con dosis de imaginación
o vamos a acabar como en Chicago
en tiempos de la prohibición.
Más de un amigo me dejé en la cuneta
de carreteras secundarias,
cuando volaban sin motor ni receta
se les fundió la maquinaria.
Y un servidor
con la vergüenza del que sobrevivió
Y ellos, los camellos de abajo
pueden irse al carajo con la adulteración
te sale más barato esnifar bicarbonato
que un éxtasis de garrafón.
Es imposible ahorcar ese fantasma
con un árbol y una soga,
no es con sermones o llamando a la pasma
como se trata con la droga.
Ni cuentos de terror
ni cartas a los reyes magos,
cuanto antes legalización
o vamos a acabar como en Chicago
quiero decir en Alcorcón
o vamos a acabar como en Chicago
en tiempos de la prohibición.
Joaquin Sabina
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