viernes, 26 de marzo de 2010

Semana de Oscar Romero


¿De qué sirven hermosas carreteras y aeropuertos, hermosos edificios de grandes pisos, si no están más que amasados con sangre de pobres que no los van a disfrutar?


No nos cansemos de denunciar la idolatría de la riqueza, que hace consistir la verdadera grandeza del hombre en tener, y olvida que la verdadera grandeza es “ser”.
No vale el hombre por lo que tiene, sino por lo que es.


¡Qué hermoso será el día en que una sociedad nueva, en vez de almacenar y guardar egoístamente, se reparta, se comparta y se divida, y se alegren todos, porque todos nos sentimos hijos del mismo Dios!
¿Qué otra cosa quiere la palabra de Dios en este ambiente salvadoreño sino la conversión de todos para que nos sintamos hermanos?

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