miércoles, 28 de mayo de 2014

Cine para pensar: Cine Comprometido

Hace tiempo escribí varios artículos para un boletín de laicos con trasfondo religioso. Eran análisis de películas vistos desde el prisma del catolicismo. Un cine para pensar. Los voy a recopilar en una nueva sección, para no perderlos, y porque me apetece compartirlos con todos vosotros. 
Empieza los miércoles "Cine para Pensar".

Roger Boussinot dio la definición más concreta sobre cual es la esencia del arte cinematográfico: “El cine es el arte de proyectar al espectador sobre la pantalla sin hacerle abandonar su asiento". Que los espectadores se sintieran provocados, invitados, a proyectar en sus vidas cotidianas los mensajes que transmiten los personajes de las películas, sería la esencia del cine. Las películas son “realidades inacabadas”, obras de arte que deben ser interiorizadas y culminadas de manera personal por cada uno de los espectadores.

El espectador nunca está inmune ante los mensajes y modos de vida que comunican las películas, sino que se identifica con esos mensajes o los rechaza.

En este sentido el cine es un medio fundamental de comunicación en nuestro tiempo. El cine es lenguaje en imágenes. Su objetivo es discutido: unos afirman que sólo debe entretener, sin embargo, el cine es un arte que ha demostrado su compromiso con la vida y con la libertad a lo largo de más de un siglo de existencia. 

Acerca a nuestras pantallas historias que nos hacen pensar, reaccionar, protestar y comprometernos con nuestras propias realidades. 

Historias como la de La señora Miniver, esa mujer que demuestra cómo todo ser humano amante de la vida y de la libertad sabe estar a la altura de los desafíos de la historia, porque la historia es él mismo.

Uno de los mejores momentos que se puede vivir en el cine es ese en el que un hombre bueno y justo se levanta y desenmascara la falsedad, clama contra la injusticia. Es Gary Cooper en Juan Nadie, o James Stewart en Caballero sin espada, o Jack Nicholson en Alguien voló sobre el nido del cuco, Marlon Brando en La ley del silencio, o Jack Lemmon en Desaparecido, o Al Pacino en Justicia para todos, o Daniel Day-Lewis en En el nombre del padre, o Russell Crowe en Gladiator.

El cine, desde John Ford en El hombre que mató a Liberty Valance o El hombre tranquilo, hasta Frank Darabont en Cadena Perpetua o La milla verde, cuenta historias de mujeres y de hombres, y la inclinación natural de las mujeres y de los hombres es decir la verdad. Una verdad que puede hacer daño, pero que es preciso gritar. Los seres humanos no hemos sido llamados al martirio, sino a la lealtad y a la coherencia. Como evidencia Fred Zinnemann en Un hombre para la eternidad, la identidad entre vida, conciencia y fidelidad cristiana es un ejercicio de coherencia perenne.

El sentido del compromiso, las ideas, pueden cambiar el mundo. Es esta una idea muy repetida en el cine, cuyo paradigma posiblemente sea Matar un ruiseñor, de Frank Mulligan. El genial trabajo de Gregory Peck, como abogado que asume la defensa de un negro acusado de la violación y asesinato de una joven blanca en el profundo sur durante la gran depresión americana, demuestra cómo el afán de justicia y la conciencia comunitaria de un hombre, de un solo hombre, puede transformar el mundo.

El hombre participa activamente de cuanto es del mundo, afecta al mundo, compromete al mundo, con el objetivo de convertirlo en un lugar más libre y más justo. Un compromiso que el cine nos muestra sin cesar: Raúl Juliá en Romero, el padre Oleg, en Conspiración para matar a un cura; William Wallace en Braveheart, Manuel el pescador en Capitanes intrépidos, el padre Flanagan de Forja de hombres, el Gary Cooper de Sólo ante el peligro, Daniel Day-Lewis en El crisol, la patrulla que busca al menor de los hermanos Ryan en las horas siguientes al desembarco en Normandía, el personaje de Patrick Swayze en La ciudad de la alegría, o incluso Frodo, el hobbit de El Señor de los Anillos

Se podría decir que hay dos estilos de cine comprometido: el de Ken Loach, Spike Lee, John Sayles o Costagravas, más directo, que denuncian a voces situaciones injustas y hacen de ellas su argumento único; y aquellos que utilizando el arte cinematográfico nos cuentan una historia, nos hacen pasar un buen rato, y aprovechan para criticar, denunciar, o alabar situaciones de la vida. De este último tipo habría que nombrar sin duda a Scorsese y su tratamiento de la violencia en sus películas, y a hombres tan comprometidos con su cine como son John Ford, Frank Capra, Billy Wilder, Howard Hawks, Elia Kazan, Orson Welles, Coppola, Spielberg, Sam Mendes, Tim Burton, Peter Weir, Frank Darabont, Woody Allen, los hermanos Coen... 

Full Monty, American Beauty, Billy Elliot, Chocolat, Cadena Perpetua, Taxi Driver, Huracán Carter, son películas muy entretenidas, hechas para un público mayoritario, y sin embargo contienen una gran carga de denuncia social. 

Sin duda existen formas de vida que muestran la opción incomparable por la verdad, y el cine nos las muestra. Una de ellas se suscita cuando contemplamos a quien sufre, siempre injustamente. La milla verde es, posiblemente, una de las películas que más profundamente ha explorado en esas resonancias del alma humana. La relación entre el guardián y el condenado representa una de las más acabadas expresiones de ese cine que estamos deseando contemplar. Cine desde las entrañas. Cine comprometido. Cine para creer.

“Te pido, Señor, que guardes al cine de sí mismo: del peligroso narcisismo que puede convertirlo en arma para atontar multitudes. Te pido que lo hagas sencillo y humilde, eficaz y señor, independiente y consciente de su responsabilidad.” (José María Pérez Lozano)

Gran parte de la información de este artículo está recopilada de los libros “Cine para creer”, de G. Villapalos y E. San Miguel, y “Aprender a ver cine”, de J.F. González.

2 comentarios:

Mamen dijo...

Me ha encantado esta entrada.

Roger Boussinot, dio en el clavo con su definición.

Cuando yo veo una peli, me meto en la historia y la vivo como la vive el personaje que nos hacen reír, llorar, amar, tener miedo, agobio, etc...

Hay clásicos que son una maravilla, como los que has citado. Así como todos esos directores. Cada uno con su estilo y una forma de mostrar un saber hacer de buen cine.





KOWALSKI dijo...

Me alegra que te haya gustado!!!!!