martes, 20 de mayo de 2014

Mis clásicos favoritos: Matar un ruiseñor

Atticus Finch es un abogado de una pequeña ciudad del estado sureño de Alabama racialmente dividida durante los años de la Gran Depresión. Viudo y con dos hijos a su cargo, acepta ocuparse de la defensa jurídica de un campesino negro acusado de violar a una joven blanca. Muchos de los habitantes de la ciudad tratan de disuadirle para que se retire del caso, pero él está decidido a seguir adelante, a pesar de las consecuencias que su empeño en defender a un negro pueda acarrear para él y su familia.

La historia, narrada desde el punto de vista de una mujer adulta que rememora su infancia y la de su hermano mayor en el profundo sur estadounidense, abarca un periodo temporal de tres años, durante los cuales las vidas de esos dos personajes infantiles experimentan profundos cambios. En el transcurso de la acción, su plácida existencia de niños inocentes y despreocupados que, acompañados por un inseparable amigo veraniego, pasan los días jugando a espiar a un extraño vecino al que consideran una suerte de "hombre del saco" de su ciudad, se irá transformando ante las circunstancias. A través de su padre, abogado, y de la labor que éste ejerce en la ciudad, los niños descubrirán los conflictos raciales tan vigentes en aquella época, y su condición de testigos directos del odio racial cotidiano les hará madurar dolorosamente.

A pesar de que la novela de Harper Lee había sido galardonada con el prestigioso Premio Pulitzer en 1960, inicialmente la productora Universal Pictures no estaba interesada en adquirir los derechos de autor para adaptarla al cine, por considerarla carente de acción, de una historia de amor y de un castigo ejemplar para el villano. Sin embargo, el productor, Alan J. Pakula, mostró su desacuerdo y convenció al director Robert Mulligan, de que se podía hacer una buena película. Mulligan aceptó dirigir y co-producir la cinta y a partir de entonces el proyecto se puso en marcha y comenzó la búsqueda del guionista y del protagonista. Horton Foote también se mostró en un principio reacio a adaptar la novela de Harper Lee, pues se creía incapaz de hacer justicia a la calidad del texto original; finalmente, aceptó. 

La primera opción que barajó la productora para encarnar al personaje de Atticus Finch fue Rock Hudson. Los productores también ofrecieron el papel a James Stewart, quien lo rechazó por temor a que la película, cuyo guion consideraba "demasiado liberal", crearía controversia. Finalmente, Mulligan y Pakula se lo propusieron a Gregory Peck, que ya había sido cuatro veces candidato al Premio Oscar en los años 40. Peck leyó de un tirón la novela de Harper Lee e inmediatamente llamó a Robert Mulligan para aceptar el papel. Dicha elección fue una decisión muy acertada, pues la brillante interpretación de Peck supuso un hito en la dilatada carrera del actor.

Harper Lee se inspiró en su propio padre, Amasa Lee, como modelo para crear el personaje de Atticus, todo un ejemplo de integridad moral, y le puso el apellido de soltera de su madre: Finch. Al igual que Atticus, Amasa Lee había sido abogado y en el año 1923 había defendido ante los tribunales a un hombre negro. 

Los personajes de "Scout" Finch y "Dill" Harry se suponen inspirados, respectivamente, en la niñez de la propia autora, Harper Lee, y del también escritor Truman Capote, amigo suyo de infancia, basándose en los recuerdos de los veranos que ambos compartieron en Monroeville (Alabama), ciudad natal de Lee.

Por último, cabe destacar que la película supuso el debut cinematográfico del célebre actor californiano Robert Duvall, interpretando el papel del misterioso Arthur"Boo" Radley. Duvall, que entonces contaba 31 años de edad, fue seleccionado por recomendación del guionista del filme, quien le había conocido en Nueva York, a mediados de los años 50. Para preparar el personaje de "Boo" Radley, un joven enigmático que ha pasado gran parte de su vida recluido en la casa de sus padres, Duvall pasó seis semanas alejado de la luz solar y se tiñó el pelo de un rubio casi blanco. 

Se encargó al equipo artístico y escenográfico que construyera en los estudios de Universal Pictures en Hollywood su propia versión ideal y amoldada a las necesidades de la película de la ciudad de Maycomb. Los diseñadores artísticos construyeron una ciudad ficticia con más de treinta edificios, con un presupuesto de 225.000 dólares de la época. La sala del tribunal en la que se celebra el juicio recreado en la película es una réplica exacta, del interior de la Corte Penal del Condado de Monroeville. El trabajo de dirección artística y decorados fue premiado con un Oscar en 1963. El edificio original de la Corte Penal aún sigue en pie en Monroeville, si bien en la actualidad ha quedado obsoleto y ya no se utiliza en procesos judiciales reales, sino que ha sido reciclado como museo dedicado a la novela Matar un ruiseñor y a la película homónima, así como a la vida y la labor literaria de Harper Lee y a las personas representadas en sus obras.

La primera escena en la que intervenía Gregory Peck le mostraba regresando a casa desde el despacho de abogado de su personaje mientras sus hijos corrían a recibirle. Harper Lee, que ese día fue invitada al set de rodaje, rompió a llorar tras finalizar la filmación de la escena. "¿Por qué lloras?", le preguntó Peck. Lee explicó que el actor le había recordado a su difunto padre, el modelo en quien se inspiró para crear al personaje de Atticus Finch; Peck, incluso, tenía un poco de barriga redondeada, como la de su padre, según Lee. "Eso no es barriga, Harper", le respondió él, "es una gran actuación".

Premios Obtenidos:
1963 - XX Edición de los Globos de Oro:
Mejor actor de película dramática (Gregory Peck)
Mejor música original de cine (Elmer Bernstein)
Mejor película que promueva el entendimiento internacional
1963 - XXXV Edición de los Premios Oscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas:
Mejor actor protagonista (Gregory Peck)
Mejor guion adaptado (Horton Foote)
Mejor dirección artística y escenografía en blanco y negro (Henry Bumstead, Alexander Golitzen y Oliver Emert)

1963 - Premio WGA del Gremio de Escritores de América al mejor guion de película dramática (Horton Foote).

1963 - Premio Especial Gary Cooper de la XVII Edición del Festival Internacional de Cine de Cannes (Robert Mulligan).

1963 - Premio David de Donatello de la Academia del Cine Italiano al mejor actor extranjero (Gregory Peck).

1963 - Golden Laurel (Laurel de Oro) Top General Entertainment en la VI Edición de los Laurel Awards.

Curiosidades:
Mary Badham, fue, en su momento, con diez años de edad, la actriz más joven candidata a un Premio Oscar.

En 2003, el American Film Institute incluyó al personaje de Atticus Finch en el puesto número 1 en una lista de los cincuenta mejores héroes del cine estadounidense de los últimos cien años. El AFI, además, incluyó en 2007 la película Matar a un ruiseñor en el puesto número 25 en una lista de las cien mejores películas estadounidenses del último siglo.

En numerosas ocasiones, el actor Gregory Peck ha manifestado que de los más de cincuenta papeles que interpretó en su dilatada carrera de más de medio siglo, la de Atticus Finch siempre fue la interpretación de la que más orgulloso se sintió. "No pasa un solo día en que no piense en lo afortunado que fui por participar en aquella película", aseguraba el actor.

Cuando Gregory Peck murió, en junio de 2003, el actor Brock Peters, que en la versión cinematográfica de Matar un ruiseñor interpretó a Tom Robinson, el negro acusado de violación, elogió al gran actor fallecido citando unas palabras de Harper Lee, la autora de la novela que dio origen al filme: "Atticus Finch le dio la oportunidad de interpretarse a sí mismo". Y concluyó su elogio con unas emotivas palabras de despedida: "A mi amigo Gregory Peck, a mi amigo Atticus Finch. Vaya con Dios".



La crítica ha dicho:
Una obra maestra que parece haber sido rodada en estado de gracia; una película llena de matices, con mensaje y exquisita sensibilidad sin caer en la sensiblería. El magnífico guión está basado en la única novela -Premio Pulitzer- de Harper Lee, una escritora que curiosamente nunca volvió a publicar. Su adaptación al cine abrazó el alegato contra el racismo y su visión de la infancia con una delicadeza sin igual, al tiempo que sentenciaba el paradigma de lo que es una vida ejemplar en la contenida y maravillosa interpretación de Gregory Peck, la mejor de toda su carrera. Inolvidable. (Pablo Kurt: FILMAFFINITY)

2 comentarios:

Mamen dijo...

Me ha encantado esta entrada, que bonita!!

Los clásicos son especiales. A mí me encantan estas pelis, pero reconozco que últimamente he dejado este género de lado.

Creo que va siendo hora retomarlo.

Gracias por poner esas curiosidades.

KOWALSKI dijo...

Me alegra que te haya gustado!!!! Esta peli es una maravilla.