Los pingüinos adoramos a Woody Allen, todo un genio de la ironía. Iré poniendo cosillas suyas para que las disfrutemos juntos.
Los estudiosos recordaran que hace varios años un pastor errante por el golfo de Aqaba tropezó con una cueva en la que había varias grandes jarras de arcilla y también dos entradas para el «Holiday on Ice». En el interior de las jarras se descubrieron seis rollos de pergamino con escritos antiguos e incomprensibles que el pastor, en su ignorancia, vendió al museo por 750.000 dólares cada uno. Dos años mas tarde las jarras aparecieron en una casa de empeño de Filadelfia. Un año mas tarde el pastor apareció en una casa de empeños de Filadelfia y tampoco fue reclamado. Los arqueólogos han situado en principio la fecha de los pergaminos hacia el año 4000 a. de C., o justo después de la matanza de los israelitas por sus benefactores. La escritura es una mezcla de sumerio, arameo y babilonio y parece obra o bien de un solo hombre durante un largo periodo de tiempo, o bien de varios hombres que compartían el mismo traje. La autenticidad de los pergaminos es actualmente motivo de grandes dudas, sobre todo por cuanto la palabra «Oldsmobile» aparece varias veces en el texto, y los escasos pasajes que finalmente han podido ser traducidos versan sobre temas religiosos familiares de un modo mas que dudoso. No obstante, el experto en excavaciones A. H. Bauer ha observado que si bien los pasajes parecen por completo fraudulentos, este es probablemente el mas importante hallazgo en la historia de la arqueología, si se exceptúa la recuperación de sus gemelos en una tumba de Jerusalén. Ofrecemos a continuación los pasajes traducidos.
Uno... Y el Señor hizo un pacto con Satanás para probar la lealtad de Job, y el Señor, sin aparente motivo contra Job, le golpeó una vez en la cabeza y otra vez en la oreja y le hizo caer en una salsa espesa para hacer a Job pegajoso y vil y luego el Señor aniquiló a una décima parte de los rebaños de Job, y Job exclamó:
- ¿Por que aniquilas mis rebaños? Es muy duro conseguir rebaños. Ando ahora escaso de rebaños y no se ni lo que son los rebaños.
Y el Señor sacó dos tablas de piedra y las rompió con un chasquido ante la nariz de Job. Y al ver esto la esposa de Job se puso a llorar y el Señor envió un ángel misericordioso que ungió la cabeza de la mujer con una maza de polo y de las diez plagas el Señor mandó de la uno a la seis, ambas inclusive, y Job estaba dolorido y su esposa enojada y la mujer arrendó sus vestiduras y luego subió el alquiler, pero se negó a pintar. Y pronto los pastos de Job se secaron y su lengua se le pegó al paladar de forma que no podía articular la palabra «olibano» sin provocar grandes carcajadas. Y en cierta ocasión el Señor, mientras enviaba calamidades a su fiel siervo, se acercó demasiado y Job le asió por el cuello, gritando:
- ¡Aja! ¡Ahora te tengo! ¿Por que se las estas haciendo pasar moradas a Job, eh? ¿Eh? ¡Habla!
Y el Señor respondió:
- Ejem, mira... es mi cuello lo que estas agarrando. ¿Puedes soltarme ?
Pero Job no tuvo compasión y replicó:
- Me iba muy bien hasta que TU viniste. Tenia mirra e higueras en abundancia y una chaqueta de muchos colores con dos pares de pantalones de muchos colores. Ahora mira.
Y el Señor habló y su voz retumbó como un trueno:
- ¿Yo, que he creado los cielos y la tierra, te he de dar cuenta de mis caminos a ti? ¿Que has creado tu que así osas interrogarme?
- Respuesta denegada -contestó Job-. Y para ser omnipotente, permíteme que te lo diga, «tabernáculo» se escribe con una sola «1».
Luego Job cayó de rodillas y gritó al Señor :
- Tuyo es el reino y el poder y la gloria. Has hecho un buen trabajo. No lo fastidies.
Uno... Y el Señor hizo un pacto con Satanás para probar la lealtad de Job, y el Señor, sin aparente motivo contra Job, le golpeó una vez en la cabeza y otra vez en la oreja y le hizo caer en una salsa espesa para hacer a Job pegajoso y vil y luego el Señor aniquiló a una décima parte de los rebaños de Job, y Job exclamó:
- ¿Por que aniquilas mis rebaños? Es muy duro conseguir rebaños. Ando ahora escaso de rebaños y no se ni lo que son los rebaños.
Y el Señor sacó dos tablas de piedra y las rompió con un chasquido ante la nariz de Job. Y al ver esto la esposa de Job se puso a llorar y el Señor envió un ángel misericordioso que ungió la cabeza de la mujer con una maza de polo y de las diez plagas el Señor mandó de la uno a la seis, ambas inclusive, y Job estaba dolorido y su esposa enojada y la mujer arrendó sus vestiduras y luego subió el alquiler, pero se negó a pintar. Y pronto los pastos de Job se secaron y su lengua se le pegó al paladar de forma que no podía articular la palabra «olibano» sin provocar grandes carcajadas. Y en cierta ocasión el Señor, mientras enviaba calamidades a su fiel siervo, se acercó demasiado y Job le asió por el cuello, gritando:
- ¡Aja! ¡Ahora te tengo! ¿Por que se las estas haciendo pasar moradas a Job, eh? ¿Eh? ¡Habla!
Y el Señor respondió:
- Ejem, mira... es mi cuello lo que estas agarrando. ¿Puedes soltarme ?
Pero Job no tuvo compasión y replicó:
- Me iba muy bien hasta que TU viniste. Tenia mirra e higueras en abundancia y una chaqueta de muchos colores con dos pares de pantalones de muchos colores. Ahora mira.
Y el Señor habló y su voz retumbó como un trueno:
- ¿Yo, que he creado los cielos y la tierra, te he de dar cuenta de mis caminos a ti? ¿Que has creado tu que así osas interrogarme?
- Respuesta denegada -contestó Job-. Y para ser omnipotente, permíteme que te lo diga, «tabernáculo» se escribe con una sola «1».
Luego Job cayó de rodillas y gritó al Señor :
- Tuyo es el reino y el poder y la gloria. Has hecho un buen trabajo. No lo fastidies.
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