La ceremonia ha contado con todo el sentido del espectáculo de que los estadounidenses son capaces. Antes de que Obama saltara a la palestra para convertirse en el 44º presidente, ya se habían producido grandes momentos en la inauguration, que así llaman en EE UU a la ceremonia de toma de posesión. El candidato ha comenzado la jornada temprano, a las siete y media, cuando ha asistido a una misa solemne en la Iglesia Episcopal Saint John, situada frente a la Casa Blanca. Ya dentro en el Capitolio, la ceremonia inaugural ha comenzado con una interpretación musical a cargo de la Banda de la Marina y el Coro de Niños y Niñas de San Francisco. Justo a las 11.30 horas, la senadora demócrata por California Dianne Feinsten ha abierto el acto con la bienvenida y después el pastor Rick Warren, de la iglesia evangelista de Saddleback (California) ha hecho la invocación.
La música ha tomado entonces de nuevo la escena, montada en la fachada oeste del Capitolio, nada menos que en labios de Aretha Franklin, la gran dama del soul, una de las más grandes estrellas de la música estadounidense de todos los tiempos. Ella ha dado paso al juramento de Joe Biden, ante el magistrado del Supremo John Paul Stevens. El testigo musical lo ha tomado a continuación John Williams, el compositor de varias de las más conocidas melodías de la historia del cine, como las de Tiburón, Indiana Jones o La guerra de las galaxias. Bajo la batuta de Williams han tocado el afamado violinista israelí Itzhak Perlman y el violoncelista de origen chino Yo-Yo Ma.
El acto se ha cerrado con un poema leído por la poetisa Elizabeth Alexander y con la bendición final a cargo del reverendo Joseph Lowery, defensor de los derechos civiles. Una salva de 21 cañonazos y la interpretación del Himno Nacional por el coro Sea Chanters de la Marina.
Desde una tribuna colocada en la fachada oeste del Capitolio, el primer presidente afroamericano ha posado su mano izquierda sobre la misma Biblia que utilizó en 1861 Abraham Lincoln en su toma de posesión y ha pronunciado la fórmula reservada para estas ocasiones ante el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, culminando una ceremonia ya tradicional pero que hoy se ha convertido en histórica ante la ilusión suscitada por esta joven figura política, de sólo 47 años. Millones de personas han seguido, algunas con lágrimas de emoción en los ojos, el acto desde el National Mall, el inmenso paseo que conecta el Capitolio, sede del Congreso y el Senado de EE UU, con el obelisco del monumento a George Washington y el monumento a Lincoln. Miles de policías han velado por la seguridad de los fastos en una ciudad blindada.
Aunque mostraba un gesto tenso cuando accedía a la tribuna, Obama ha jurado el cargo sonriente, acompañado por su esposa, Michelle. "Juro solemnemente que ejecutaré con fidelidad el cargo de presidente de los Estados Unidos de América, y que pondré toda mi capacidad para preservar, proteger y defender la Constitución de los EE UU", ha dicho ante Roberts y los millones de personas que seguían el acto desde los alrededores del Capitolio. A ellos ha dirigido un discurso en el que ha destacado los enormes problemas que enfrenta el país, en particular una galopante crisis económica, pero ante los que ha subrayado la capacidad estadounidense para superar las dificultades.
Información de David Alandete desde Washington DC.
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