A estas alturas no puedo negar que Woody Allen es uno de mis directores preferidos, y estaba esperando su nueva película cómo agua de mayo. No me ha decepcionado en lo absoluto.
Cómo casi todas sus películas esta se centra en los personajes, los dibuja perfectamente a cada uno en su situación, y desde ahí nos permite acompañarles en la evolución que sufren durante la hora y media de metraje. En esta ocasión reparte el protagonismo entre unos padres y su hija, y los conflictos amorosos y existenciales a los que se enfrenta cada uno de ellos. Así la madre, tras el abandono de su marido se consuela en las predicciones de una vidente que le ofrece esperanza; el padre, que no acepta su edad y se niega a envejecer, tendrá que enfrentarse a sus propias decisiones y las consecuencias que estás han acarreado a su vida, y la hija afronta un matrimonio que hace aguas y una nueva ilusión que se le presenta en el horizonte. Allen es un maestro de las emociones, y las disecciona con precisión de cirujano, según pasan los años más agudo se vuelve. Igual que en la anterior se le echa de menos cómo actor, aunque los elegidos están impecables: Anthony Hopkins, Naomi Watts, Josh Brolin y Antonio Banderas.
Está rodada en Londres, y destaca la elección de decorados tanto interiores cómo exteriores de la ciudad del Tamesis, le da un sabor único.
El título hace referencia a la muerte, Woody Allen afirma que lo único seguro es que un día un tipo extraño llamará a tu puerta, y no habrá opción de esconderse.
Cómo casi todas sus películas esta se centra en los personajes, los dibuja perfectamente a cada uno en su situación, y desde ahí nos permite acompañarles en la evolución que sufren durante la hora y media de metraje. En esta ocasión reparte el protagonismo entre unos padres y su hija, y los conflictos amorosos y existenciales a los que se enfrenta cada uno de ellos. Así la madre, tras el abandono de su marido se consuela en las predicciones de una vidente que le ofrece esperanza; el padre, que no acepta su edad y se niega a envejecer, tendrá que enfrentarse a sus propias decisiones y las consecuencias que estás han acarreado a su vida, y la hija afronta un matrimonio que hace aguas y una nueva ilusión que se le presenta en el horizonte. Allen es un maestro de las emociones, y las disecciona con precisión de cirujano, según pasan los años más agudo se vuelve. Igual que en la anterior se le echa de menos cómo actor, aunque los elegidos están impecables: Anthony Hopkins, Naomi Watts, Josh Brolin y Antonio Banderas.
Está rodada en Londres, y destaca la elección de decorados tanto interiores cómo exteriores de la ciudad del Tamesis, le da un sabor único.
El título hace referencia a la muerte, Woody Allen afirma que lo único seguro es que un día un tipo extraño llamará a tu puerta, y no habrá opción de esconderse.
La historia es un cápitulo en la vida de los personajes, ni empieza ni termina, sólo se nos permite ser espectadores de unas pinceladas en sus vidas, lo que da mucho dinamismo y fuerza a una historia plagada de buenas frases y momentos memorables. Si en su anterior cinta Allen se centraba en la búsqueda de la felicidad cómo eje central, en esta ocasión su intención se puede resumir en una frase que él mismo utiliza: "muchas veces es mejor la ilusión que la medicación". Igualmente los personajes buscan la felicidad a su modo, y finalmente, se podría decir, que lo que son considerados locos por todos, son los que más se aproximan a esa felicidad.
Puntuación de Kowalski:
Argumento: 7, el típico de Woody Allen, una historia de personajes atrapados en sus vidas totalmente fascinante y muy profunda.
Medios: 6, cómo siempre, sin muchos alardes y un gran reparto. A destacar la elección de escenarios en Londres, muy acertada.
Ejecución: 9, Allen en estado puro, dirección dinámica y actores maravillosos, a destacar Anthony Hopkins.
Pingüinismo: 3, no hay pingüinos, pero adoramos a Woody y nos negamos a darle un 0!!!!
En resumen: Nuestra dosis anual de Woody Allen, si no te gusta el director de Manhattan mejor no la veas!!!!
Puntuación de Kowalski:
Argumento: 7, el típico de Woody Allen, una historia de personajes atrapados en sus vidas totalmente fascinante y muy profunda.
Medios: 6, cómo siempre, sin muchos alardes y un gran reparto. A destacar la elección de escenarios en Londres, muy acertada.
Ejecución: 9, Allen en estado puro, dirección dinámica y actores maravillosos, a destacar Anthony Hopkins.
Pingüinismo: 3, no hay pingüinos, pero adoramos a Woody y nos negamos a darle un 0!!!!
En resumen: Nuestra dosis anual de Woody Allen, si no te gusta el director de Manhattan mejor no la veas!!!!
1 comentario:
¡¡¡menudas ganas de vera!!!
aunque con lo poco que voy al cine ultimamente, me veo que al final se me queda para verla en casa....
A mí también me encanta Woody Allen, pero prefiero en las pelis que también actúa él.
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